"Opening", Gabriel Yared ("Sylvia", Christine Jeffs)


Dying

Is an art, like everything else.

I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.

I do it so it feels real.

I guess you could say I've a call.


"LADY LAZARUS", Sylvia Plath

Sin título




Lluvias torrenciales, agua corriendo por las alcantarillas, una tromba dominical que se llevó nuestra antena Prodigy y una inusitada demanda ante la negativa de restituirla. En paralelo, en la maestría tuve una semana relámpago. Por fin llegó el día de mi exposición y con no pocos bemoles logró ser desentrañado el comportamiento extraño de este memorama ideal en el que, una vez revelada la posición de una ficha, nadie es capaz de olvidarla. Pasados más de año y medio, instalé el C en mi máquina de escritorio (la versión Visual Studio que quién sabe –ya no me acuerdo- cómo conseguí. Sí, creo que ya sé, creo que venía de obsequio cuando compré el Deitel). Pues es que tuve la osadía de pretender programar en menos de 12 horas el comportamiento asaz recursivo –aprovechar tal evento- de esta máquina ideal llamada memorama. Justo la noche víspera de la exposición, se me reveló anacrónicamente algo que era a todas luces obvio: el subárbol derecho de un memorama ideal de n pares, está siempre y completamente contenido en el subárbol derecho de un memorama de n+1 pares (¿por qué tanta lerdez de mi mente? ¿Por qué tanto tiempo para reparar en algo tan evidente?).  El desenlace fue obvio: para confeccionar tal programa necesitaba algo más que 12 horas de poca lucidez mental

 

¿Y qué sucedía allá afuera, más allá de mi burbuja, de mi constreñido campo de acción? El cielo cayéndose a truenos y cubetadas, Juanito despojándose de su traje de paloma para terminar de mostrarse como un buitre ¿Imputable esto a Juanito? No en mi opinión. Otra vez falta de visión estratégica, más candidez y, claro, toda la maquinaria al servicio del poder. En clase de Ética se comentó que Juanito está actuando conforme a legalidad; de acuerdo, pero ¿es lo legal moral? Sin duda no siempre. Y mi cabeza testaruda sigue preguntándose cómo es posible que lo legal no sea siempre moral. El país, en general, sigue desmoronándose, un informe de gobierno con su consiguiente rebote mediático, una ofensiva alza de precios, más impuestos, un paquete fiscal de locura, un secuestro que –todos denuncian- ha sido una pantomima, los cambios en las cámaras y más y más estulticia.


Pienso y pienso, sin duda seguir dedicando más posts a estos asuntos es sólo una labor pequeñita tendiente a la procura de información un cuanto más crítica, pero esto no es ni remotamente suficiente; desentenderse de los temas es también algo que tengo por descartado. Pienso y pienso ¿qué hacer? No acepto la inacción. Llega aquí, sin mucho orden, Martin Luther King Jr:

 

“Nosotros nos tendremos que arrepentir en esta generación, no sólo de las palabras odiosas y las acciones de la gente malvada, sino también del aterrador silencio de la gente buena”


Pienso y más que pienso, ¿no acaso acudir a mi blog para despojarme de la frustración, para despotricar y leer -como aliciente- los anatemas comunes de mis amigos de blog es una especie de desfogue, uno que nos permite renovar las pilas para soportar la nueva carga de injuria e ignominia? Quijotitos VS nuestros molinos de viento.

  

Pienso y pienso y el único camino posible es el mismo que concibo: un cambio gradual de conciencia, hablar con las personas, evolucionar de una mentalidad apática a una consciente de la importancia del ejercicio de nuestros derechos, el conocimiento como motor, la búsqueda de información fidedigna, medios alternativos, una sociedad siempre unida en aras de sus demandas más legítimas, una actitud crítica, CONOCER LA HISTORIA QUE NOS FORJÓ (¿cómo, entonces, podríamos ser conscientes de nuestra propia civilidad?) y la HISTORIA QUE FORJÓ A OTROS PUEBLOS, apelar al diálogo, al logos. Los libros como pilares, pero –y parafraseando a Arturo- no nada más la colección primavera-verano dictada por Sanborn’s: a hurgar en los anaqueles del pensamiento y de la Historia; a revisar la Historia otra vez.

 

Pienso y vuelvo a pensar, ¿cómo abordar estos temas sin caer en la trampa mediática, en el desahogo de coyuntura (para luego cerrar la gaveta y que caiga todo, otra vez, en el olvido)?

 

Me comienza a doler la cabeza, dejar ya de forzar a mi cerebro. Pienso y pienso que no puedo pensar más, pienso y pienso que no puedo dejar de pensar. Pienso y pienso si pensar es ya pensable.

Pienso también que somos muchos, no sólo en este país, los que hemos reparado en lo insostenible de la situación mundial y, esta vez con más orden, viene al papel José Vasconcelos:

 

“Las épocas más ilustres de la humanidad han sido, precisamente, aquellas en que varios pueblos disímiles se ponen en contacto y se mezclan”

Sus ideas, su fuerza como suma de partes...

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